Catalina de Austria, la hija que Juana La Loca tuvo en Torquemada, “cumple” 509 años

Descubre con nosotros una de las leyendas más enigmáticas de la historia de la comarca de El Cerrato.

Os contaremos una misteriosa historia:

24 de Diciembre de 1506. Los vecinos de Torquemada (Palencia) celebran en sus casas una Nochebuena humilde, cuando de pronto un lejano cántico les sorprende. Al otro lado del río, una comitiva fúnebre iluminada con antorchas se dispone a cruzar el puente. Despacio, avanzan cientos de personas. Entre los frailes y soldados se adivina el féretro, junto al cual camina una mujer encinta, vestida de luto.

Con estupor, alguien grita: “¡Es la Reina Juana! ¡Viene la Reina Loca!”

Esta enigmática aparición en el pueblo de Torquemada suena a leyenda… Pero es tan misteriosa como cierta. La heredera de los Reyes Católicos, primera regente de los reinos de Castilla, Aragón y Navarra, llegaba a Torquemada con el cortejo fúnebre de su esposo, Felipe El Hermoso, del que estaba enamorada hasta la locura. A pesar de su avanzado estado de gestación, la reina viajaba a pie, de noche, desde Burgos, obstinada en llevar el cuerpo del difunto archiduque de Austria hasta Granada… Un destino al que nunca llegó.

Doña Juana La Loca - Cuadro de Francisco de Pradilla (1877)
Doña Juana La Loca – Cuadro de Francisco de Pradilla (1877) Museo del Prado

Aquella Nochebuena, la reina decidió detenerse en Torquemada para descansar… Y finalmente prolongó su estancia durante cuatro meses. Juana I de Castilla escogió este pueblo a orillas del Pisuerga para dar a luz a su sexta hija.

Catalina nació el 14 de enero de 1507, hace hoy 509 años. La hija póstuma de Felipe El Hermoso, apodada por algunos autores como La Torquemadina, terminaría siendo una de las reinas de Portugal más decisivas para la historia lusa.

La estancia de Juana La Loca en Torquemada no está exenta de misterio y controversia. Hoy en día los historiadores consideran que Juana no estaba tan desquiciada como su padre, Fernando El Católico, y su hijo, el emperador Carlos, querían hacer creer para poder apartarla del poder. «Juana quiso interponer una distancia física entre ella y su padre, así como alejarse de Burgos, donde su amado esposo había fallecido», explica en Diario Palentino Annemarie Jordan, una de las mayores expertas en el personaje de Catalina de Austria. Por eso escogió Torquemada para dar a luz a su hija, a quien consideraba el último nexo con su amado Felipe.

Juana I de Castilla (Juan de Flandes)
Juana I de Castilla (Juan de Flandes)

La reina ordenó que el cadáver de su esposo permaneciera en la iglesia de Santa Eulalia, escoltado por soldados día y noche. Cronistas de la época narran que la reina prohibió totalmente el acceso de cualquier mujer al templo y dispuso que cada día se celebraran misas con la misma pompa que si acabara de morir.

La reina Juana y su numeroso séquito permanecieron en esta villa del Cerrato hasta el mes de abril, cuando la peste les obligó a seguir su camino. Una estancia que diezmó los recursos de Torquemada, cuyos vecinos se vieron obligados a dar cobijo y alimento a cientos de personas.
Juana La Loca y el féretro de su esposo nunca llegaron a Granada. Fernando el Católico y el emperador Carlos lograron encerrarla en Tordesillas de por vida y apartarla así del poder.

La pequeña Catalina se crió en ese cautiverio junto a su madre. Llevaba una vida austera, tranquila, alejada de todo contacto con la Corte. A pesar de su aislamiento, Juana procuró una educación regia para su hija, lo que la convirtió en una reina políticamente exitosa, según cuenta la historiadora Annemarie Jordan en el artículo de Diario Palentino. «Si Juana hubiera estado realmente loca, Catalina no habría tenido ese carácter tan estable».

En 1525, Catalina, la princesa torquemadina, se casó con Juan III de Portugal, garantizando así la estabilidad política en la península Ibérica. Catalina fue mucho más que una consorte: fue una mujer de estado, que participaba activamente en las decisiones políticas que guiaban el país, ayudando con su consejo al rey.

Como les ocurrió a su abuela Isabel y su madre Juana, Catalina tuvo que vivir una vida difícil, en la que vio morir a sus nueve hijos. Cuando en 1557 falleció su esposo, Juan III, tres meses después de la muerte del último príncipe, la reina torquemadina asumió la regencia de Portugal para garantizar la estabilidad política hasta que su nieto Sebastián pudiera asumir el poder en 1562.

Catarina (Cristóvão Lopes)
Catarina (Cristóvão Lopes)

Catalina falleció en Lisboa el 12 de febrero de 1578. La historia de Portugal la relegó a un inmerecido segundo plano hasta nuestros tiempos, cuando los historiadores han rescatado su figura.

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¿Sabías que…?

El Puente de Torquemada, que cruzó Juana La Loca con la comitiva fúnebre en la noche del 24 de diciembre de 1506, era entonces una infraestructura nueva, ya que su construcción finalizó en 1586 por los maestros canteros Diego Gómez de Sisniega y su hijo García de Sisniega.

Los orígenes de este monumento parecen remontarse a la época romana, pero los cambios en el curso del Pisuerga obligaron a ampliarlo y mejorarlo con el paso de los siglos.

Durante la invasión francesa, fue escenario de una afrenta épica: los vecinos de la villa plantaron cara a las tropas napoleónicas cortándoles el paso heroicamente.

El Puente de Torquemada tiene 25 ojos y es uno de los más grandes que se pueden admirar en Castilla y León. La Iglesia de Santa Eulalia, que albergó el cadáver de Felipe El Hermoso durante los cuatro meses en que la Reina Juana vivió en Torquemada, había iniciado su construcción en el siglo XIV y no la finalizó hasta el siglo XVI.

El templo fue incendiado por las tropas napoleónicas durante la invasión francesa, desapareciendo las obras de arte de la época que albergaba.

Ya en el siglo XVI Torquemada tenía varios barrios de bodegas excavadas para la elaboración de vino. Actualmente, las bodegas han sido declaradas Bien de Interés Cultural y se conservan más de 500.

Cada verano, Torquemada rememora este episodio de su historia en su Escenificación de la llegada del cortejo fúnebre de Juana I de Castilla y Felipe El hermoso, que tiene lugar a mediados del mes de julio.

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