Un mágico paseo entre los almendros en flor

Decía William Faulkner que «un paisaje se conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil».

Te invitamos a que cruces la muralla de El Cercado, aparques tu vehículo, lances lejos las llaves y apagues el móvil.

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Cuando uno pasea entre los almendros en esta época, comprende a la perfección que no hay mejor arte que el que crea la Naturaleza. Un arte que se transforma con cada amanecer y cada atardecer, sin perder la mágica capacidad de sorprendernos con los detalles más pequeños y la belleza más pura.

El abuelo Eduardo Brunet, descubridor de este mágico vergel lleno de vida en medio de las llanuras de Castilla, sembró de almendros las tierras de la finca para deleite de la familia, los amigos y los vecinos del pueblo de Baltanás.

Hombre de refinado gusto, sabía que, cuando crecieran, las ramas en flor de estos árboles aportarían a la Finca un encanto mágico, escenario de románticos paseos y bellos atardeceres.

Gracias a su visión de futuro, hoy seguimos conquistando este paisaje con los pies, lejos del calor del asfalto y al abrigo del aroma de las flores. Inspirándonos, enamorándonos, sorprendiéndonos, gozando, sonriendo, sintiendo la energía de la naturaleza en su plenitud. Hoy te damos las gracias, abuelo Eduardo, por ese gran legado natural.

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